Juan Perdomo Méndez. Inventor de la tanganilla
Para tener conocimiento de investigación es necesario buscar información, consultar o intentar adaptar distintos acontecimientos para crear una infraestructura básica que se asemeje a la realidad.
Hoy nos ha surgido la posibilidad de escribir un artículo acerca de D. Juan Perdomo Méndez y su invento: la tanganilla. Hemos creído conveniente hacer referencia a un hombre que, a través de su conocimiento y trabajo, ha transmitido, con su inteligencia y su saber sobre manualidades, un capricho para la agricultura isleña.
Don Juan Perdomo Méndez nació en el palmeral de Haría en 1848. Se unió en matrimonio en dos ocasiones en la aldea de Mala. Las primeras nupcias fueron en 1872 con Hermógena Betancort Robayna y las segundas, en 1905, con Margarita Saavedra Betancort. De los dos matrimonios nacieron 16 hijos naturales. Su fallecimiento se produjo en Haría el día 6 de marzo de 1927. Perteneció a la familia Perdomo, que data de mediados del siglo XV en este municipio.
En su mente estaba el saber de la teoría: jornalero, latonero, carpintero, etc. Su deseo era contribuir y ayudar a los agricultores con su invento para que fuera más rentable en el campo lanzaroteño. La tanganilla la aplicó dando resultados realmente buenos en los cultivos, pero el labrador de aquí siempre seguía la siembra tradicional de nuestros antepasados.
La tanganilla como tal es un instrumento agrícola que sirve para liberar y facilitar al labrador las tareas manuales de siembra directa. Es una importante herramienta para las labores agrícolas y consiste en una especie de horquilla que se puede empujar o ser arrastrada por una cuerda que se ata a la persona o a un animal. Tiene detrás una lengüeta para regular el surco y ser tapado. Su estructura es similar al arado Rotherham, desarrollado en Inglaterra en 1730. Su diseño lo adaptó a una canalización para poder echar las semillas de forma distante y homogénea. En aquellos tiempos las plantaciones más comunes se realizaban de varias maneras: a voleo, esparciendo las semillas de forma regular; a chorrillo, extendiéndolas por el surco; y a golpes de plantón, en la que de una forma distante se colocaba la semilla.
Fue un éxito para nuestro pueblo aunque los trabajadores del campo de esta Isla prefirieron continuar con el sistema tradicional. La tanganilla hoy por hoy la usan todos los lanzaroteños. También destacó por su trabajo de un reloj de madera, de un metro por un metro, que en aquella época se usó como despertador.