Los siete ayuntamientos de la isla han acordado suspender todas sus fiestas hasta el próximo 1 de octubre y centrar todos esos esfuerzos económicos en partidas presupuestarias destinadas a fines sociales.
Las cuentas de la Corporación municipal tendrán que ser también modificadas para adaptarse a la nueva realidad y poder atender a las familias más vulnerables del norte de la Isla, a quienes han perdido el empleo y a las empresas y autónomos, muy castigados por la crisis económica derivada de la pandemia.