Haría es eterna

Sobrepasa los límites de lo lógicamente majestuoso, lugar de naturaleza salvaje y plena, kilómetros de vida y paz, sombra inmensa proyectada en sus aguas fruto del sol naciente, emocionante camino que cruza el río lleno de historias de dramas, cuentos y una corona por testigo. Hogar de descanso del artesano más ilustre que nutre la tierra con savia nueva para mantener intacto el testimonio de su legado.

Emociona la intensidad de sus atardeceres rojizos, envuelta de melódica festividad de palmeras al viento y el recorte risquero sobre un cielo siempre limpio, siempre fresco, ese lugar es el refugio de los recuerdos más plácidos de mi vida, y de los más tristes. Ese rincón nunca decepciona.

En el alto aborigen los ojos de mi guía, de mi fiel amigo, me miran sin entender ni comprender cómo en tan poco espacio hay tanta creatividad natural junta, sin entender de despedidas ni de bienvenidas, sin comprender de la naturaleza humana, pues cuando te asomas a su balcón nada tiene sentido, nada salvo su enorme belleza, su enorme capacidad de asombrarnos y de hacer que cada amanecer o atardecer sea totalmente distinto al anterior, y es que, la grandeza de este oasis atlántico es precisamente su originalidad natural, su geografía singular, su conexión de arena, mar, risco y volcán.

La fuerza que este lugar transmite es tan magnética que atrae de buen agrado a los foráneos como yo, es ese tipo de lugar donde lo humano y el medio se funden sin la menor discrepancia, lo natural reina, gobierna la calma y el único ministerio sagrado posible es el descanso perpetuo entre senderos que solo demuestran vida y gratitud.

Como lugar único el misterio también habita y anda por cada calle, por cada pueblo, en cada esquina que rezuma historia de un tiempo atrás que lucha por quedarse perenne, por permanecer entre nosotros; sus costumbres y tradiciones se manifiestan y se reflejan en caras autóctonas, instituciones humanas transmisoras de ese tiempo de valor incalculable, pues Haría es todo y sin ellos, nada. No se puede entender este rincón sin cada arruga que surca la piel de quienes hablan por ella. Por eso, Haría, como mi fiel amigo, es eterna.

Joel Delgado- Ganador de la categoría Adulta

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