Tú amistad y la mía

El agua baja fría,

serpenteando las laderas,

los hilos de plata se van,

se van al mar.

No nos miramos,

los dos sentados,

uno junto al otro.

Entre el verde del prado

se pierden nuestros silencios,

mejor si no hablamos.

Si tengo que elegir,

si existen los encuentros

y también las despedidas,

me quedo con los encuentros

y reniego de las partidas.

No apago el cigarrillo que no fumo,

no huelo al perfume que no uso,

no rozo tu mano que no me toca,

no quiero intervalos para olvidar

tu amistad y la mía.

 

Somos vecinos de orilla,

de la orilla del río.

Yo quiero ser ese vaso vacío

que se puede romper

si me faltas alguna vez.

 

Abre sus puertas la noche,

el agua ya se dormía

y yo para vivir sólo necesito

cinco minutos cada día

de tu amistad y la mía.

Accesibilidad
Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad