El Charco

Margarita se cayó

en un charco muy profundo

y en él desapareció

en poquísimos segundos.

Antonio la fue a buscar

y como no sabía nadar

el charco se lo tragó,

ay qué pena, ya van dos.

Raquel fue la más precavida,

el charco ella rodeó

y, queriéndolo evitar,

se cayó para atrás.

 

Vinieron siete soldados,

se acercaron al lugar

con la misión encomendada

de a los ausentes rescatar.

 

Enlazados de las manos

en el charco entran los siete

de una soga amarrados,

atada a una higuera silvestre.

 

Comenzaron a salir

un barbero y dos tenderos,

cuatro monjas de clausura,

diez montañeses y un cura,

un grupo de ciclistas

y no paraba la lista,

Margarita, Antonio y Raquel

y hasta un mozo de Teruel,

una mujer con pendientes

y también varias chiquillas

con flores en el pelo,

cada una con tres horquillas.

 

Aquel charco taparon

y el mundo lo agradeció

que los que por allí marcharon

nunca más se les vio.

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