Fulano y Mengano

Yo no sé qué potaje se traían
Fulano y Mengano,
lo cierto es que amigos fueron
y ahora no se dan la mano.
Cuentan que la culpa atribuyeron
a armudes de tierra y dinero.
No saliéndoles las cuentas
ni al segundo ni al primero.
Que si tantas pesetas y más duros,
que si yo soy bruto tú más burro.

Se acoda en la mesa Mengano
pidiendo dos jarras de vino.
Allá va el cantinero con el vino más peleón
de la barrica más vieja de su bodegón
para aquellos dos amigos
que ahora dicen que no lo son.

Pasada una hora del día
y con las dos jarras vacías,
borrachera compartían.

-“La parienta me ve así
y no me abre la puerta”.

-“La mía me tiene la medida cogía
y a las doce en punto
me espera con cara de estreñía”.

-“No sea malo, Mengano,
que su mujer es muy buena”.

-“Buena lo que tiene es la puntería,
si mañana me ve con un chichón
es que me cogió la jodía”.

-“Olvide la deuda, Mengano,
estamos en paz, démonos la mano.
Volvemos a ser amigos, que no hermanos.”

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