Por Gregorio Barreto Viñoly
En torno al alcohol metílico: presentado un libro y resumen histórico de ello
El pasado 22 de marzo fue presentado en el Centro Sociocultural La Tegala de Haría un estupendo libro relacionado con la incidencia y efectos, hasta luctuosos, que fueron ocasionados por la existencia en Haría de unos garrafones provenientes de Galicia que contenían alcohol metílico y eran incompatibles con el consumo humano, ocasionando tres muertes y dos estados de ceguera en el año de 1963.
Pero antes tuvo lugar una conferencia del periodista, escritor e investigador Don Fernando Méndez, que le llevó cinco años de trabajo, y cuya labor ha sido reconocida con el Premio de Investigación periodística. Hay que valorar la labor llevada a cabo por Don Fernando Méndez, que viene a acercarnos más a un caso que ya es algo lejano en el tiempo, pero que conviene no olvidarlo.
Aprovechando este hecho, queremos hacer un poco de historia de lo acaecido, y más directamente relacionado con este municipio, ya que hubo muchos muertos en otros sitios. Digamos que este hecho fue descubierto como fraude a través de la entonces farmacéutica, que regía la farmacia de Haría, Doña María Elisa Álvarez Obaya, nacida en Villaviciosa, provincia de Oviedo, el 12 de enero de 1934, llegando a Haría como inspectora municipal de Farmacia, en el año de 1961, y se encontró en el año de 1963 con que se habían detectado tres muertes algo sospechosas y dos casos de ceguera, en un corto período, y resulta que esta farmacéutica se estaba enterando por la calle de la relación que podía haber entre sí ante estos cinco casos, y tuvo muy en cuenta para su investigación el hecho de que un señor llamado F. Torres U. , de Haría, había fallecido en unas condiciones algo similares a estas, y se refería él a su padre, como también un nieto hizo una referencia parecida, fallecido dicho señor el 14 de febrero de 1918, y entonces procedió a llevar a cabo su trabajo, casi por su cuenta, y se enteró de que los tres fallecidos en condiciones similares fueron enterrados como por muerte natural en Haría.
Doña Elisa tuvo la precaución y responsabilidad de que se suspendiera el despacho del ron que parecía era sospechoso, antes de que pasara el fin de semana en que se estaba, para aminorar si fuere posible los riesgos provocados por esta mortífera bebida que al fin resultó que contenía alcohol metílico, destilado de la madera, y procedió enseguida a la realización de análisis en Arrecife, con la intervención del jefe insular de Sanidad en Lanzarote, Don Manuel Medina Armas, que dieron por resultado que daba positivo en todas las muestras que ella llevó a analizar.
Falleció Doña María Elisa, en Las Palmas, el 26 de febrero de 2010. Las muestras fueron tomadas en especial de la cafetería de Don Pepe Pérez Betancor, aunque también había envases en manos de la tienda de Don Emilio Rodríguez Pacheco y otras, y también una partida de ron en Máguez, en la tienda de Don Salvador Borges Dorta. Las personas afectadas con causa de muerte fueron Don Esteban Jesús Barreto Barreto, fallecido el 18 de febrero de 1963, en Máguez; Doña María Dolores Zerpa Álvarez, fallecida el 1 de marzo de 1963, siendo entonces la sepulturera del pueblo, y Don Santiago Betancor Méndez, fallecido el 15 de marzo de 1963, y también fueron afectados de ceguera los vecinos de Haría, asiduos a la cafetería de Don Pepe Pérez, Don Emiliano Brito Berriel y Don Ignacio Brito Quintero.
Los cadáveres de los tres fallecidos fueron exhumados dos veces para práctica de autopsias. Con ocasión de estos hechos, se armó un gran revuelo y preocupación, con la esperanza de haberse hallado el motivo de este desastre y su erradicación. Doña María Elisa Álvarez Obaya fue galardonada con la novena Medalla Carracido, en el año de 1965, en su categoría de bronce, y fue nombrada para cargo de gran responsabilidad a nivel del Colegio Provincial de Farmacia, donde permaneció por muchos años. A nivel del municipio de Haría, Doña María Elisa no obtuvo ningún galardón, aunque fue siempre recordada como una persona de gran valía y, la verdad, se merece una distinción.