Pasó por la calle el perro
con su cadencia al caminar,
una bonita mujer
lo aparta con los pies,
el perro cabizbajo se va
con pena en su mirar.
Ella olía a lavanda,
a puñadito de claveles,
a ojos cautivos,
a colores verdes.
Valerosos van sus zarcillos
prendidos de sus orejas
como si fueran chiquillos
jugando a las parejas.
Rojo es el carmín
que viste su boca,
moreno el cabello
de aquella mujer hermosa.
Colgado de su brazo
lleva a un hombretón,
orgullosa pasea con él,
al tercer invierno se fue…
Ella viste de luto,
ya el carmín se quitó,
de la mano lleva a un niño
con el semblante risueño,
no va sola, solita,
pero a su corazón le falta
aquel que fuera su dueño,
se le fue el olor a claveles
y también los colores verdes.
Y un perro va tras ellos
con su figura desgarbada
cuidando a aquella mujer
que le diera una patada.