De la importancia de los pozos en el municipio de Haría
Puede decirse que Haría ha sido diferente en varios aspectos con respecto al resto de la isla de Lanzarote, por su palmeral y por sus pozos.
En el municipio, y más concretamente en el pueblo de Haría, ha habido muchos pozos a lo largo de la historia y puede decirse que se llegaron a contabilizar nada menos que 150, en las décadas de 1940-1950, los cuales se aprovechaban al máximo, en especial para servicios secundarios, y así se utilizaban para dar de beber a los animales, para obras, para regar los semilleros o canteros, aunque si tenían mucha salinidad no se utilizaban porque los semilleros se atacañaban e incluso se secaban, y a veces no nacían las semillas según el grado de sal, y para fregar o limpiar la casa, además de otras necesidades.
Pero digamos que, actualmente, la mayoría de estos pozos se encuentran entullidos, o abandonados, por estar muy cerca de la orilla de las calles, y los cuales ni tenían tapa a veces, y ya realmente se saca muy poco provecho de ellos, ya que en el año de 1964 empezó a llegar el agua potabilizada, que iba cubriendo la mayor parte de las necesidades hogareñas, pero pensemos que, además, la introducción, a principios de los años de 1970, de la red de alcantarillado y saneamiento en los pueblos de Haría y de Máguez, valorando sus grandes beneficios, también hay que tener en cuenta su influencia negativa en los pozos, ya que esta red invadió todas las aguas sueltas que se movían sobre la capa freática que las contiene y en ella se encuentran los pozos, como algo muy importante, que así todos se afectaron por ello.
Para hacer un pozo en la antigüedad había que valerse de un ‘cabuquero’, persona conocedora, con sus ayudantes, ya que había que hacer un hoyo de unos cinco metros de profundidad, y hubo algunas casas que contaban con dos y tres pozos en el centro de Haría.
Los pozos de Haría llegaron a causar algunos problemas de propiedad, ya que algunos llegaban a vender agua, pero lo malo es que por la boca de su pozo se absorbía toda el agua cercana, y así se cogía el agua de otros pozos vecinos y ajenos, y el Ayuntamiento tuvo que intervenir en los años de 1960-1970, para que se respetara la propiedad de otros pozos ajenos.
Había pozos de agua más salobre y menos y habían algunos en que sus aguas se consideraban dulces y hasta se hacían semilleros con ellos. El agua de pozo fue considerada como culpable de que muchos habitantes del pueblo de Haría se quejaran de tener sus dientes amarillos, o al menos así lo sospechaban.
En los pozos de Haría se presentaron hechos negativos, como el de caerse alguna persona de forma descuidada, dentro de los mismos, y eso era muy posible porque muchos de los pozos no tenían tapa y ni tenían valla o mampara de protección, y así se cuenta de algunas personas en estado de borrachera, que cayeron en ellos, pero el caso más desgraciado que sepa de los últimos años es el de un chico llamado José Francisco B. González, que estando jugando a la pelota en las cercanías de la hoy Plaza del Mercado, cayó con diez años, el día 4 de octubre de 1965, en un pozo que estaba en frente hacia la Calle, cerca de María Lasso, y no hubo manera de hacer algo para salvarle, así que fue un caso muy desgraciado y que se lamentó mucho en el pueblo y municipio.
Pero en el municipio de Haría hubo otro lugar en que había pozos en uso y así en la zona de Tabayesco, por encima de la Playa de Arrieta, había unos diez.