El Ayuntamiento de Haría ha mantenido durante este lunes un encuentro con representantes del sector agrícola del municipio, con el fin de buscar soluciones a los principales problemas de estos y de escuchar sus demandas y necesidades.
A la reunión asistieron el alcalde accidental de Haría, Víctor Robayna, el concejal del Sector Primario, Fernando Fontes, el presidente de la Comunidad de Regantes, Leandro Caraballo, presidente de la Sociedad Cooperativa Agrícola Guatiza-Mala, Pedro González, y el profesor del Departamento de Agrarias del Instituto Teguise, Teno Osorio.
El concejal Fernando Fontes explicó, tras el encuentro, la intención del Ayuntamiento y del sector agrícola norteño de encontrar elementos que sirvan de alternativa a la cochinilla, como la piña tropical, de manera que el abandono y los problemas que está padeciendo esta tradición histórica reduzcan su impacto.
“En este sentido, avanzamos que trasladaremos al Cabildo de Lanzarote la exigencia de que se actúe para solventar el estado lamentable de este recurso en nuestra Isla, así como la petición de apertura inmediata del Museo Centro de Transformación de la Cochinilla, de Mala, que lleva cerrado desde el comienzo de la pandemia y está afectando de forma negativa al desarrollo del sector”, destacó Fontes.
“El abandono del paisaje de Haría, y más concretamente del campo de tuneras de Guatiza y Mala, está acabando con las esperanzas de los agricultores recolectores de la cochinilla, quienes no han podido comercializar o explotar este recurso para la alimentación, cosmética o farmacéutica”, lamentó el concejal.
Asimismo, a estas preocupaciones se suma una plaga de cochinilla mexicana (‘Dactylopius opuntiae’), que está atacando las fincas de tuneras norteñas y se está cebando con las plantaciones abandonadas, que representan el 90% de los cultivos de Guatiza y Mala.
En este sentido, tanto desde el sector agrícola, como desde el Consistorio, pedimos a las administraciones pertinentes actuaciones urgentes, para evitar la propagación masiva de una plaga que podría acabar con este cultivo por completo en menos de dos años.