Y ya me voy porque nada debo,
la vida fue un regalo cuando nací,
me voy con tu permiso, señora,
en el paraíso hay un ángel herido
que me llama con los brazos tendidos.
La noche se distrae detrás de mí,
arrópame en tu abrazo,
abrígame con tu manto blanco
que me muero de frío,
arrópame entre las olas,
llévate mi último suspiro.
A ti, Virgen del Mar, yo te pido
que cuando yo me haya ido,
cuides de mi esposa triste
y también de mi hijo.
Mi barca ya la perdí,
mi rumbo es desconocido,
maldita sea la tormenta
que puso al mar embravecido.
Tu nombre llevaba mi barca,
“Estrella del Mar”, mi única reina,
me sonríes y sé que sueño,
serenos son tus labios,
serenos tus ojos sagrados,
me bendices con tus manos blancas,
quedo bajo tu amparo,
arrópame en tu abrazo.