Si tuviese alas
libre volaría,
eterno en mi volar
mis ocho islas vería
sobre la espuma del mar.
Le pido un favor al viento,
que lejos lleve mi sombrero,
así estaré contento
se saludar a los conejeros.
El latir de El Hierro
surge de su volcán.
El humo sube al cielo,
la lava queda en el mar.
El barco majorero
lanza su red
y las niñas morenas
se mojan los pies.
Gran Canaria, si no existieras,
enmudecerían las folías.
Bailando están las romeras
absortas en su alegría.
Leyendas de enamorados
salpicando bellas historias,
los amores del pasado
guarda La Gomera en su memoria.
El sonido del timple
sube por las laderas,
en la isla de Tenerife
vibran las cinco cuerdas.
Dulce tengo el cantar,
al corazón herir no quiero,
sólo deseo regalar
el sentir de los palmeros.
Despierta La Graciosa
como ensueño de mujer,
bronceada y preciosa
floreciendo al amanecer.
Amarillo, blanco y azul,
los colores de nuestra tierra,
sediento viene el mar
y los tres colores se lleva.
Bienvenido sea el pasajero
que las islas descubrió,
no hay en el mundo entero
Un paraíso mayor.
En él vives tú,
en él vivo yo.