Una Luna de Paz

No fue en vano.

Él abrió todas las manos,

dio todos los abrazos.

Oyó todas las sonrisas,

escuchó todos los reclamos.

Unos le llaman “Rey”,

otros le gritan “esclavo”.

Otros se callaban

y oían de sus labios

sus palabras de sabiduría,

sus gestos de bondad,

de su rostro, la alegría,

el amor hacia los demás.

Como lobos en jauría

lo persiguen sin cesar,

alcanzan a su presa,

lo quieren ajusticiar,

el miedo les hace temblar,

Mas, sus palabras no decaen,

ni sus enseñanzas se olvidan.

Caminante de los caminos,

de los senderos, de las cañadas,

bajo la lluvia y el frío,

bajo el Sol de las montañas.

Marchó,

pero nunca se ha ido.

Buscó,

a los que estaban perdidos.

Se vio

una estrella brillar.

Se encendió

una luz de paz.

Se celebró

en su honor la Navidad.

Porque el hombre fue niño

que nació en un portal.

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